Los lugares del Seminario

Los Lugares Del Seminario

La Capilla

La capilla es uno de los lugares centrales del seminario. Aquí se celebra la Eucaristía todos los días. La estética corresponde a la voluntad del Concilio Vaticano II de favorecer la participación activa de los fieles en la liturgia. Por ello, este espacio litúrgico toma la forma de un cuerpo: el presbítero que preside representa a Cristo que es la cabeza, el atril – donde la Palabra de Dios es proclamada – es la boca, el altar está en el corazón de la asamblea que lo rodea como los miembros del cuerpo. En esta disposición, los que participan a la liturgia están cara a cara, cada uno puede ver el rostro de su hermano. La dimensión comunitaria de la liturgia se articula con la oración personal.

La « Yechivah », Santuario de la Palabra de Dios

Este espacio está inspirado en la cultura judía. En el hebraísmo, una “Yechivah” es un centro de estudio de la Torah (la Palabra) y del Talmud (la tradición). En el seminario, el santuario de la palabra es un lugar donde los seminaristas escrutan las escrituras en una atmósfera de oración. Para san Jerónimo, “ignorar las escrituras es ignorar a Cristo”. La Palabra de Dios no es letra muerta, se actualiza en la existencia de aquel que la medita. Por eso, a través de la frecuentación de la santa escritura, los seminaristas están llamados a ser “hombres de la Palabra”.
En esta sala, las paredes están revestidas de una textura rugosa que recuerda el útero en el cual el embrión se desarrolla. La Iglesia, en la cual la Palabra es proclamada e interpretada, es una madre que da a luz hijos de Dios y los educa. “Es gloria de reyes escrutar la Palabra” (Proverbios 25, 2). Aquel que escruta la palabra es un rey, sentado sobre un trono. Es por eso que, en la “Yechivah”, los seminaristas están instalados en tronos, iluminados por una lámpara en forma de gota que representa al Espíritu Santo que asiste al que medita la Palabra de Dios. Al fondo del santuario, un muro de mármol simboliza la muerte. Sólo se abre el tabernáculo
donde están posadas las santas hostias y la Palabra de Dios: sólo Cristo tiene las llaves del misterio de la muerte, por Él la vida eterna es ofrecida a los hombres.

El refectorio

La vida del cristiano está llamada a ser una liturgia de santidad. Así pues, la comida es un momento privilegiado para que los seminaristas puedan dialogar, estar juntos y experimentar la comunión. Las mesa redondas favorecen la comunicación y permiten verse cara a cara. Los seminaristas efectúan por turnos el servicio de mesa, de forma que los que comen permanecen sentados y son servidos dignamente. Unas grandes plataformas cristalizadas permiten a esta sala gozar de una gran luminosidad. El refectorio es también un lugar de fiestas en ocasión de cumpleaños o de otras ocasiones especiales.

La biblioteca

En la biblioteca, los seminaristas se benefician de un lugar tranquilo para estudiar. La formación intelectual forma parte del camino hacia el presbiterado. En la encíclica Fides et ratio, Juan Pablo II escribe: “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”.